jueves, 12 de agosto de 2010

Otra notica

El sueño de la " YIHAD" Global


La CIA pudo matar a Osama Bin Laden en 1999 y dejó pasar una oportunidad que no se ha vuelto a repetir. El saudí estaba en el desierto al sur de Kandahar (Afganistán) con un grupo de halconeros reales de Emiratos Árabes Unidos (EAU) que cazaban hubaras, una avutarda en extinción con propiedades afrodisiacas, un pájaro extraño y bellísimo que todavía se conserva en la isla de Fuerteventura.

 El guardaespaldas de uno de los príncipes había dado el soplo. Todo estaba preparado para que los Predator, aviones sin tripulación, reventaran el campamento y acabaran con un hombre, entonces casi desconocido, cuyo nombre no se había incluido todavía en la lista de los más buscados del FBI, pero la operación se abortó. George Tenet, entonces director de la CIA, se opuso. Dick Clarke, coordinador nacional de contraterrorismo de la Casa Blanca, acababa de regresar de los Emiratos donde había apoyado la venta de aviones norteamericanos por 8.000 millones de dólares. Matar a Bin Laden sin que el séquito de príncipes sufriera un rasguño era imposible.




Ni Tenet ni Clarke ni la CIA sabían entonces el alcance de la amenaza que representaba aquel tipo barbudo y desgarbado que 15 años antes había renunciado a las comodidades de su familia, una de las más ricas de Arabia Saudí, para unirse a la yihad contra los soviéticos en Afganistán. Bin Laden fue allí en 1984 fascinado por las historias de los luchadores afganos y quedó atrapado por el encanto de Abdulla Azzam, el hombre que había forjado la leyenda, un guerrero que durante años se paseó por Estados Unidos vendiendo la yihad contra los soviéticos y reclutando un ejército de yihadistas.







El mismo año que Bin Laden viajó a Afganistán Ayman al Zawahiri, su actual escudero, salía transformado de una cárcel egipcia donde, al igual que otros muchos presos, sufrió terribles torturas por su relación con el asesinato del presidente Anuar el Sadat, un traidor para los islamistas de ese país por haber firmado la paz con Israel. La torre elevada. Al Qaeda y los orígenes del 11-S, de Lawrence Wright, describe con información inédita y extraordinario detalle los orígenes y el encuentro de estos dos hombres, una alianza de intereses e ideas que derivó en el ataque más grave contra Estados Unidos desde Pearl Harbour en 1941. Para el autor, Bin Laden era la "gallina de los huevos de oro" del movimiento islamista y Al Zawahiri, el jefe de un grupo terrorista local sin mayor visión que la de derrocar al Gobierno egipcio.






Wright se apoya en una catarata de testimonios para describir a Bin Laden como un joven salafí y un asceta desde su adolescencia. Un chaval al que sólo le interesaba la poesía, la religión y la aventura.

http://www.elpais.com/articulo/portada/sueno/yihad/global/elpepuculbab/20091003elpbabpor_6/Tes

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